«Cada cristiano es ciudadano de Tierra Santa»

Entrevista con Margaret Karram

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Intervista Margaret Karram (1)

Originaria de Tierra Santa, Margaret Karram fue elegida presidenta del Movimiento de los Focolares en 2021. El Movimiento fue fundado en 1943 por Chiara Lubich y actualmente cuenta con más de dos millones de miembros. Su padre, Boulos Asaad Karram, fue miembro de la Orden del Santo Sepulcro. «Siguiendo los pasos de mi padre, Caballero del Santo Sepulcro, pretendo ser una servidora de la luz del amor que ilumina la noche de la humanidad», afirma en esta entrevista.

 

Margaret Karram, ¿puede contarnos en pocas palabras la historia de su familia palestina?
Nací en Haifa, Galilea, el 3 de marzo de 1962. Mis padres, palestinos y católicos, me dieron el nombre de Marguerite-Marie en honor de la vidente de Paray-leMonial, que contribuyó a dar a conocer y hacer amar el Corazón de Jesús. Mi padre era de Nazaret y mi madre de Haifa. Se casaron en los años cincuenta. Tengo tres hermanos: Marie-Thérèse, Anna-Maria y Antoine-Joseph. Recibimos la nacionalidad israelí al nacer. Los miembros de mi familia paterna que habían huido al Líbano en 1948, cuando se creó el Estado judío, no pudieron regresar. Así que no podíamos ver muy a menudo a nuestra familia, pero nos encantaba escuchar a nuestros abuelos y padres contar la historia de nuestra familia hojeando álbumes de fotos. Esta realidad de familias separadas en Tierra Santa es muy dura, la vivimos dolorosamente con un fuerte sentimiento de injusticia, pero nuestra educación en la fe nos dio un horizonte de fraternidad para construir puentes de paz.

Vivíamos entonces en Haifa, en un barrio donde vivían varias familias judías, en las laderas del monte Carmelo, no lejos del famoso monasterio-santuario de Nuestra Señora del Carmen, y en la escuela de las hermanas carmelitas a la que asistíamos aprendimos, junto con los niños árabes musulmanes, a perdonar y a avanzar en las relaciones interreligiosas. Recuerdo que los niños judíos del barrio a veces nos insultaban, nos decían que nos fuéramos, que ese país no era nuestro... Nuestra madre, al verme llorar por ello, decidió invitar a esos niños a casa para ofrecerles pan caliente. Yo tenía unos 5 años, fue un esfuerzo inimaginable para mí, pero nunca olvidaré la sonrisa de aquellos niños judíos saliendo de nuestra casa con un trozo de delicioso pan árabe cada uno. Sus padres vinieron entonces a dar las gracias a mi madre y de ahí nació una nueva relación entre todos nosotros. Aprendí cómo un pequeño gesto de amor puede construir una amistad y ayudarnos a superar los miedos. Desde que era pequeña, he tenido un fuerte deseo de justicia en mi corazón, y a lo largo de los años he querido dedicar mi vida a traer la paz a mi país. Aún queda mucho por hacer por los derechos de los palestinos, aunque Haifa se considere hoy una ciudad multicultural y multiconfesional.

Intervista Margaret Karram (2) El padre de Margaret Karram era Caballero de la Orden del Santo Sepulcro. Su ejemplo de generosidad y servicio sigue guiando a la presidenta del movimiento de los Focolares.

Su padre era miembro de la Orden del Santo Sepulcro, ¿qué significa para usted esta pertenencia?
Mi padre, Boulos Asaad Karram, nacido en 1918, fue investido Caballero de la Orden del Santo Sepulcro por el cardenal Eugene Tisserant, Gran Maestre, el 25 de marzo de 1965, fiesta de la Anunciación, en la época en que Mons. Alberto Gori era Patriarca de Jerusalén. En una pared del salón de nuestra casa de Haifa, la foto de mi padre con su capa blanca marcada con la Cruz de Jerusalén acompañó mi infancia y mi adolescencia. Más tarde descubrí la importancia universal de este compromiso de 30.000 miembros en todo el mundo, que llevan la preocupación de la Iglesia Madre en Tierra Santa en nombre del Santo Padre y de toda la Iglesia. Mi hermana encontró hace poco un álbum con fotos de la investidura de mi padre y nos emocionamos mucho.

Mi padre amaba el Santo Sepulcro y quería llevar la luz de Cristo a las tinieblas del mundo. Trabajó como jefe del servicio jurídico de los Padres Carmelitas, fue presidente de la Tercera Orden Carmelita, presidente de la Legión de María y presidente del coro de la parroquia latina. Muy apegado a la devoción mariana, escribió un libro en árabe, a petición del obispo local, sobre las apariciones de la Virgen. Sus compromisos con la iglesia local fueron muchos. Desgraciadamente, un año después de su investidura en la Orden del Santo Sepulcro, tuvo un ictus, un accidente vascular cerebral, perdió el habla, él que hablaba siete idiomas... Quedó paralítico y se recuperó poco a poco del ictus, pero siguió parcialmente incapacitado durante 30 años, sin poder trabajar. Yo sólo tenía 4 años cuando él sufrió esta parálisis. Su amor por la Virgen María me conmovió porque a menudo le veía rezar el rosario. Las primeras palabras que pronunció después de un año de parálisis fueron «Ave María». Mi vida en el Movimiento de los Focolares, reconocido como «Obra de María» en la Iglesia, tiene sus raíces en el ejemplo de mi padre. Yo también he querido, a mi manera, continuar y llevar a cabo su obra.

Mi padre, después de su ictus, no volvió a visitar Jerusalén y el Santo Sepulcro, pero el plan de Dios me permitió vivir y servir durante 25 años en la comunidad de nuestro movimiento en el corazón de la Ciudad tres veces santa, el «Focolare». Hay un hilo conductor en mi vida e intento ser Caballero en femenino, una «Caballera» de Jesús Crucificado, es decir, una servidora de la luz del amor que ilumina la noche de la humanidad. 

Intervista Margaret Karram (3) Un centro internacional para la unidad y la paz va a a ser creado en Jerusalén, cerca de la escalera que utilizó Jesús al salir del Cenáculo, cuando rogó a su Padre para que «todos sean uno» (Juan 17,21).

En Jerusalén, los Focolares tienen un proyecto para la unidad, vinculado a la escalera romana original que Jesús utilizó cuando salió del Cenáculo para ir a Getsemaní después de la Última Cena. ¿En qué fase se encuentra este proyecto y cómo funcionará?
La tradición cuenta que, al salir del Cenáculo, después de la última cena con sus discípulos, tomando esta escalera del monte Sión, descendiendo por el valle del Cedrón hasta el Huerto de los Olivos, Cristo, con la mirada fija en el cielo, rezó la oración que está en el centro de su testamento, dirigiéndose al Padre: «Que todos sean uno» (Jn 17,21). Esta escalera la subió Jesús después de su arresto, para ser condenado por el Sanedrín durante un juicio inicuo en casa del Sumo Sacerdote Caifás. Chiara Lubich visitó Tierra Santa en 1956 y este lugar, tan importante en el Evangelio, la inspiró especialmente. Entonces deseó que naciera en ese lugar un centro donde la gente pudiera ser testigo de que la unidad es posible. El primer focolar femenino fue fundado en 1977 en Jerusalén y este sueño permaneció, aunque no sabíamos cómo se realizaría.

En 1989, los religiosos asuncionistas presentes en Jerusalén vendieron parte del terreno cercano a esta escalera y lo compramos para realizar este proyecto. Debido a dificultades administrativas, no pudo firmarse un acuerdo entre los Focolares y los religiosos asuncionistas hasta 2003. Desde 2003 hasta hoy, hemos estado trabajando con las autoridades locales, el Ministerio del Interior, la Autoridad Israelí para las Antigüedades, el Ayuntamiento de Jerusalén, etc., para obtener el permiso de construcción, que esperamos nos concedan pronto.

El edificio ocupará solo 1.000 metros cuadrados y un gran jardín de 7.000 metros cuadrados se utilizará para celebrar reuniones e intercambios. Este Centro Internacional para la unidad y la paz reunirá a personas procedentes de diversas Iglesias y otras confesiones no cristianas para compartir experiencias, celebrar conferencias y encuentros sobre el tema del diálogo interreligioso. Los peregrinos tendrán acceso a él, al igual que los habitantes de Tierra Santa. El lugar tiene un gran significado espiritual, muy cerca del Muro Occidental, conocido como el Muro de las Lamentaciones, y de la Gran Mezquita. Desde que era joven, hemos trabajado en este proyecto y espero que llegue a buen puerto, sobre todo porque Chiara Lubich estaba muy interesada en él.

Dar la vida por la unidad es algo grande que no se hace sin sufrimiento, y no en vano Jesús pidió al Padre este don antes de morir. Es el testamento más preciado de su corazón. Sabemos que las gracias que ofrecerá este Centro debemos ganarlas con nuestros esfuerzos y sacrificios, por eso seguimos amando, rezando y esperando. Tierra Santa, como dijo el papa Francisco siguiendo a Pablo VI, es el «quinto evangelio». «Hacer conocer Tierra Santa quiere decir transmitir el “Quinto Evangelio”, es decir el ambiente histórico y geográfico en el que la Palabra de Dios se ha revelado y después hecha carne en Jesús de Nazaret, por nosotros y por nuestra salvación», dijo en enero de 2022. «Quiere decir también hacer conocer la gente que la habita hoy, la vida de los cristianos de las varias Iglesias y denominaciones, pero también la de los judíos y musulmanes, para tratar de construir, en un contexto complejo y difícil como el de Oriente Medio, una sociedad fraterna». Esta es nuestra misión.

 

El cardenal Carlo María Martini dijo que mientras no haya paz en Tierra Santa, no habrá paz en el mundo. ¿Qué opina usted al respecto?
Coincidí varias veces con el cardenal Martini, que había venido a vivir a Jerusalén y esperaba morir allí. Venía a vernos a los Focolares. Hablábamos de la partida de muchos cristianos que, ante las dificultades, abandonan Tierra Santa sin esperanza de volver. Judíos y musulmanes se enfrentan a veces en una especie de duelo fratricida. El cardenal Martini consideró que, por supuesto, debemos respetar la voluntad de quienes desean marcharse, pero al mismo tiempo creer en la fuerza de la levadura, en esta presencia cristiana frágil pero muy viva, reavivada regularmente por peregrinos de todo el mundo.

Cada cristiano es un ciudadano de Tierra Santa, de ahí la importancia de los lazos forjados por los Caballeros y Damas de la Orden del Santo Sepulcro con las comunidades parroquiales locales a través de las peregrinaciones organizadas cada año.

El cardenal Martini también insistió mucho en la importancia del diálogo interreligioso como camino real hacia la paz. Nunca debemos tomar partido por uno u otro bando, insistía. Nos apoyó para que amemos sin distinción en un delicado equilibrio que consiste en actuar con unos, luego con otros, hasta conseguir reunirlos. Esta labor de sembrar, sembrar y sembrar, da frutos a largo plazo.

Hemos reunido a judíos, musulmanes y cristianos que no se conocían y se tenían miedo. El miedo construye muros dentro de las personas. Lo que falta y lo que debemos cultivar es el conocimiento mutuo. Por ejemplo, los Focolares colaboraron con otra organización, permitiendo a un grupo de jóvenes de las tres religiones reunirse en Jerusalén únicamente para hablar y conocerse, una vez por semana. El proyecto se repitió con varios grupos de jóvenes durante tres años. Este tipo de experiencias cambian poco a poco la mirada de los unos sobre los otros y suscitan el deseo de hacer cosas bellas y concretas juntos. Hace unos meses, los Focolares organizaron un fin de semana interreligioso con familias, jóvenes y niños, que vivieron juntos estos momentos en un clima de verdadero respeto y conocimiento mutuo.

Intervista Margaret Karram (4) Margaret Karram creció cerca del santuario de Nuestra Señora del Monte Carmelo en Haifa, Israel.

¿Cómo la Virgen María, cuyo lugar es importante en el Movimiento de los Focolares, le guía en el camino del diálogo interreligioso?
La Virgen María es un modelo para mí porque es la mujer del diálogo y de la paz. En primer lugar, supo escuchar la voz de Dios y adherirse a su proyecto de amor. Creyó sin comprenderlo todo. Podemos aprender de ella a escuchar porque a menudo tenemos miedo de enfrentarnos a la otra persona que es diferente, para crear una relación. En la sociedad actual oímos pero no escuchamos realmente, hablamos demasiado. No es tanto el oído el que debe escuchar, sino el corazón. María nos ayuda a acoger en la oración ese corazón que escucha, siguiendo su ejemplo. María meditaba en su corazón.

Con ella intento llevar a las personas en mi corazón y confiarlas a Dios. María también actuó, supo correr hacia Isabel, su prima anciana, para apoyarla. Supo intervenir, como en Caná, por las necesidades de las personas y su felicidad. Si nuestra acción en la sociedad tiene posibilidades de ser fructífera, es en función de nuestra capacidad de escucha, a hacer silencio, a contemplar. María estaba impregnada de la Torá; sin duda frecuentaba la sinagoga de Nazaret e iba al templo de Jerusalén. Es para nosotros una guía para poner en práctica la Palabra de Dios.

La difusión mensual de la Palabra de Vida, que nuestro Movimiento promueve desde hace tantos años, va en este sentido porque se llega a millones de personas, en todos los idiomas, y el Evangelio, cuando se vive, provoca cambios extraordinarios, una verdadera revolución de amor a nivel espiritual y social. En mi vida, cuando quise luchar por la justicia y cuando era joven pude sentir la tentación de tomar las armas para ello, la Palabra de Vida me permitió participar en la construcción de una tierra santa, la Tierra Santa que Dios desea y que Dios ama, no una tierra ensangrentada.

 

Toda la Iglesia está asolada por escándalos reiterados y no se libran los movimientos como el suyo. ¿Cómo está viviendo este periodo de crisis y qué papel pueden desempeñar las mujeres en el futuro para que cesen de una vez los abusos de todo tipo?
La crisis de los abusos en la Iglesia resuena como una llamada a la purificación. Dios quiere purificarnos para que nuestras vidas estén libres de orgullo y sólo nos dediquemos a construir su Reino, lejos de la autorreferencialidad. Durante este período tormentoso, Jesús parece dormir en la barca, sin embargo, debemos seguir siéndole fiel en el intento de mejorar nuestras vidas. Dios permite esta prueba para una reforma fundamental que es evangélica. El actual camino sinodal nos ayuda, como pueblo de Dios y como bautizados, para apoyarnos mutuamente más allá de nuestras afiliaciones institucionales, con el fin de avanzar en el respeto de nuestros carismas.

En este camino, las mujeres pueden ciertamente aportar equilibrio a la Iglesia, liberar las relaciones de la voluntad de poder. La presidenta del movimiento de los Focolares será siempre una mujer, es un signo que queremos dar importancia a la mujer en la Iglesia y a su papel en la verdadera complementariedad. Las mujeres tienen una capacidad de amar y de sufrir diferente a la de los hombres, tienen una sensibilidad diferente y pueden hacer mucho para transmitir la fe, para «dar vida» espiritualmente. El mundo de hoy, cansado de discursos, necesita experiencias vitales que sean trasmitidas con la paciencia de la espera. Fisiológicamente, la mujer está más orientada a la fecundidad que a la eficacia. El papa Francisco lo pone de relieve, sin querer clericalizar a la mujer, y su pontificado es también una gran esperanza en este terreno.

 

Entrevista realizada por François Vayne

(Marzo de 2023)