La misión de los Lugartenientes de la Orden en el centro de los trabajos de la Consulta 2018

Unos sesenta Lugartenientes de casi 40 países participaron en la asamblea quinquenal de la Orden del Santo Sepulcro en Roma, en torno al cardenal O’Brien, Gran Maestre.

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Los Lugartenientes de la Orden llegados de seis continentes participaron en la Consulta, la asamblea quinquenal, del 13 al 16 de noviembre de 2018, intentando juntos definir su función e intercambiar sus experiencias al respecto, en presencia del Gran Maestre y de los responsables del Gran Magisterio.

Al final de sus trabajos fueron recibidos por el papa Francisco y tuvieron la alegría de oírle decir estas palabras importantes, manifestando el vínculo excepcional que une a la Orden con el sucesor de Pedro: «Aquí en el Vaticano, estáis, de alguna manera, en casa, ya que constituís una antigua institución pontificia colocada bajo la protección de la Santa Sede». El Santo Padre animó a los miembros de la Consulta a promover el diálogo interreligioso, el respeto mutuo y la comprensión recíproca en Tierra Santa, pidiéndoles que dieran ejemplo a los Caballeros y Damas que están bajo su responsabilidad. «Es sobre todo vuestra tarea, dirigentes, ofrecer un ejemplo de vida espiritual intensa y de adhesión concreta al Señor: así podréis prestar un servicio válido de autoridad a aquellos que están sujetos a vosotros», subrayó, exhortándolos a invocar constantemente a Nuestra Señora, venerada con el título de «Nuestra Señora de Palestina» (ver aquí el discurso completo).

Después del discurso de bienvenida del cardenal O’Brien y las precisiones sobre el programa, aportadas por el Lugarteniente General Borromeo y el Gobernador General Visconti di Modrone, comenzó la Consulta –que tenía lugar en los salones del hotel Crowne Plaza, en la vía Aurelia Antica– con las intervenciones de Mons. Pierbattista Pizzaballa, Administrador apostólico del Patriarcado latino de Jerusalén, y también los representantes de la Santa Sede, Mons. Paolo Borgia para la Secretaría de Estado, de la que es Asesor, y el P. Oscar Marzo, franciscano, de la Congregación para las Iglesias Orientales.

Mons. Pizzaballa recordó con palabras impactantes que sin la Orden del Santo Sepulcro, la Iglesia Madre de Jerusalén ya no podría existir. Insistió sobre la necesidad de seguir ayudando sobre todo a las familias cristianas de Tierra Santa, a pesar de la crisis política que perdura, constatando que la cercanía de los Caballeros y Damas con las comunidades locales permite una apertura al mundo que reaviva la esperanza de una población muy afectada.

Mons. Borgia subrayó, en ese mismo sentido, la importancia de los contactos entre los 30.000 miembros de la Orden y los habitantes de Tierra Santa, para favorecer relaciones de paz, sobre todo durante las peregrinaciones. El P. Marzo, en nombre del Prefecto de la Congregación para las Iglesias orientales, también quiso subrayar el importante lugar de los Caballeros y Damas para la Iglesia que está en los territorios bíblicos, insistiendo sobre el hecho de que la Orden es «la única institución laica de la Santa Sede que se ocupa de la presencia cristiana en Tierra Santa», preparando especialmente un futuro de respeto y colaboración entre los habitantes de diferentes religiones a través de las obras de educación.

Después el Lugarteniente General Agostino Borromeo presentó los trabajos sobre el «Instrumentum Laboris» del documento relativo a la misión del Lugarteniente, precisando las dos finalidades de la Orden: la santidad de sus miembros y la solidaridad concreta con la Iglesia de Tierra Santa.

Hablando de esta solidaridad, el Servicio de Comunicación de la Orden en colaboración con el Servicio de Comunicación del Patriarcado latino de Jerusalén, realizaron un vídeo muy apreciado, que permitió a los responsables de las instituciones de la Iglesia Madre agradecer directamente a los Lugartenientes la ayuda frecuente aportada sobre todo en los campos de la educación y la pastoral, mostrando la alegría de los niños y jóvenes expresada en las sonrisas inolvidables que encantaron a los miembros de la Consulta. «Somos una Iglesia que cambia, debido al complejo contexto en Oriente Medio, pero no una Iglesia que muere», comentó Mons. Pizzaballa evocando una «nueva manera de ser en el futuro...», que no significa la desaparición, sino que manifestará una transformación eclesial necesaria después del «terremoto» político y estratégico que conmociona toda la región.

Durante los dos días siguientes, los Lugartenientes se reunieron en tres grupos lingüísticos, para debatir a partir de los documentos puestos a su disposición. El Instrumentum Laboris fue analizado detenidamente, sobre los temas de la personalidad del Lugarteniente, su nombramiento y la transmisión de las consignas con su predecesor. La colaboración con el Prior de la Lugartenencia, sus relaciones con el Gran Magisterio, con las Secciones y Delegaciones y con sus miembros, el ingreso de nuevos Caballeros y Damas así como la organización de las actividades y la preparación de su sucesión.

Cada mañana la celebración de la misa vivida en comunión daba toda su dimensión espiritual al evento de la Consulta. Un espectáculo musical y meditativo, organizado especialmente el 13 de noviembre por la noche en la basílica de la Santa Cruz de Jerusalén (construida para albergar las reliquias de la cruz de Cristo traídas de Tierra Santa por santa Elena), también ayudó a que los Lugartenientes profundizasen en el sentido cristiano de su misión, a la luz del camino de conversión del beato Bartolo Longo, único miembro laico de la Orden que ha sido beatificado, modelo para todos los miembros. El Gran Maestre de la Orden de Malta formó parte de esta gran velada, al lado del Gran Maestre de la Orden del Santo Sepulcro y varias personalidades eclesiásticas entre las que se encontraba el arzobispo de Pompeya.

La víspera del encuentro de clausura con el Papa, los Lugartenientes compartieron los resultados de sus reflexiones durante una asamblea general, después de que los ponentes de los tres grupos tomaran la palabra. Se resalta principalmente que la Consulta ha favorecido intercambios de experiencias entre Lugartenientes y ha contribuido a reforzar el espíritu de familia en la Orden y la vitalidad de esta institución pontificia. Se subrayó con fuerza la consolidación eclesial de la Orden en las Iglesias diocesanas, más allá de las cuestiones de organización técnica, mostrando al Lugarteniente en primer lugar como un hombre, o mujer, de Iglesia llamado a colaborar con obispos y clérigos, como «embajador» local de la Iglesia que se encuentra en Tierra Santa. Según lo que resaltó a modo de síntesis el Lugarteniente General Borromeo, sobre la base de estos trabajos de la Consulta, quedará por definir en un futuro el papel y responsabilidades del Lugarteniente, pero también su formación, para darle los mejores medios para ejercer su servicio voluntario y gratuito con humildad y fecundidad.

Antes de la conclusión, la asamblea saludó a los nuevos responsables (que entrarán en funciones a partir de enero de 2019): el Vicegobernador para Europa, Jean-Pierre de Glutz, y para América del Norte, Thomas Pogge. Sus dos predecesores Giorgio Moroni Stampa y Patrick Powers, fueron ovacionados poco antes.

Durante la audiencia pontificia, el papa Francisco resumió en pocas y precisas palabras la misión de los Lugartenientes de la Orden declarándoles: «No olvidéis que no sois un ente filantrópico comprometido con la promoción de la mejora material y social de los destinatarios. Estáis llamados a poner en el centro y como objetivo final de vuestras obras el amor evangélico al prójimo, para dar testimonio en todas partes de la bondad y el cuidado con que Dios ama a todos».


François Vayne


(diciembre 2018)