Puertas abiertas en el seminario de Beit Jala

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Beit Jala Seminary Mons. Pierbattista Pizzaballa con los seminaristas de su diócesis y el equipo de formadores en Beit Jala, Palestina.

Solicitado por el Servicio de Comunicación del Gran Magisterio, el Rvdo. Yacoub Rafidi, rector del seminario del Patriarcado latino de Jerusalén, muy apoyado por la Orden del Santo Sepulcro, tuvo a bien presentarnos el establecimiento de formación de los futuros sacerdotes que dirige. «Los Caballeros y Damas del Santo Sepulcro forman parte de nuestra familia desde la fundación del seminario. Rezamos todos los días por ellos en una oración particular que decimos por los bienhechores y amigos del seminario del mundo entero», nos dice, entre otras cosas. Este seminario, verdadero vivero sacerdotal para Tierra Santa, está situado en Beit Jala, cerca de Belén, en el Estado de Palestina.


Llevamos nuestra vida en el seminario cada año con amor, alegría y abnegación, gracias a la ayuda espiritual y el apoyo económico de nuestros amigos los miembros de la Orden del Santo Sepulcro del mundo entero.

El Seminario de Beit Jala es el corazón del Patriarcado latino de Jerusalén. Es el lugar en el que la planta de la vocación echa raíces y florece. Es la primera institución histórica de enseñanza superior y, gracias a Dios, sigue formando hoy a sacerdotes instruidos y bien preparados para el siglo XXI. A pesar de la deplorable situación política, a pesar de las guerras y la pobreza en la región, el seminario sigue siendo un faro para el futuro del cristianismo en el país de nuestra Redención.

Desde su creación en 1852, el seminario ya ha formado hasta hoy 288 sacerdotes, 14 obispos, 3 patriarcas y sigue obrando para el florecimiento de la Iglesia madre de Jerusalén.

Nuestra familia comprende alrededor de 100 personas, de las cuales 32 son seminaristas menores, 18 seminaristas mayores, 7 sacerdotes y 3 religiosas. El personal laico (unas cuarenta personas) participa en la vida del seminario y nos acompaña para la enseñanza o la gestión del establecimiento.

El estudiante empieza su vida en el seminario menor a los 13/14 años. Es una escuela ordinaria que propone todas las asignaturas que pide el ministerio de educación palestino. También proponemos clases de francés e inglés. Se acompaña a los jóvenes seminaristas humana y espiritualmente para que descubran su vocación. Un grupo de profesores y sacerdotes acompaña la vida académica y el desarrollo del alumno. La vida diaria del seminario menor comprende numerosos programas que ayudan a este desarrollo personal para que el muchacho se convierta en cristiano, consciente de su vocación.

Después de terminar los estudios, a los 18-19 años puede entrar si lo desea en el seminario mayor para seguir los estudios superiores. De la veintena de seminaristas, la mitad más o menos vienen del seminario menor.

Son nueve años de estudio: un año de propedéutica, el curso bienal de filosofía, un año en el seminario San José en Nueva York, tres años de teología, uno de pastoral y otro final en el seminario para la ordenación diaconal y sacerdotal. La facultad de filosofía y teología está afiliada a la Pontificia Universidad Lateranense en Roma desde el 3 de mayo de 1967. Las clases se dan en árabe, con la utilización del francés, el inglés y a veces el italiano.

Nuestra misión en el seminario es la de proporcionar a los estudiantes -futuros sacerdotes- la posibilidad de recibir una formación intelectual, humana, espiritual y pastoral sólidas, a partir de la tradición y la visión de la Iglesia universal hoy. Intentamos también tener en cuenta particularmente los desafíos, las características y necesidades locales de la diócesis del Patriarcado latino de Jerusalén. Es una Iglesia minoritaria que vive con dos «mayoritarias»: judíos y musulmanes.

Los retos son varios: El discernimiento de la vocación con un acompañamiento espiritual del seminarista; estudio de la situación política, la situación de la Iglesia local y de la Iglesia universal para formar un sacerdote de la Tierra de Jesús.

Frente a todos los desafíos en el seminario insistimos sobre tres puntos que son la oración, el estudio y la transparencia. Estos tres criterios son fundamentales e indispensables para el discernimiento sacerdotal y para tener, según la visión de la Iglesia y sobre todo del papa Francisco, un clero siervo de su pueblo lejos del clericalismo, del poder y del dinero. «Todo sumo sacerdote, escogido de entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios» (Heb 5, 1) y para ser buenos pastores que cuidan su rebaño y no de sí mismos. «¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar las ovejas?» (Ez 34, 2b)

Los Caballeros y Damas de la Orden del Santo Sepulcro forman parte de nuestra familia desde la fundación del seminario. Rezamos todos los días por ellos en una oración particular que realizamos por los bienhechores y amigos del seminario del mundo entero. Somos conscientes de que es gracias a la amistad y a la ayuda de los miembros de la Orden del Santo Sepulcro del mundo entero que podemos continuar nuestra misión, por eso aprovecho este artículo informativo para expresar, en nombre de toda la familia del seminario, todo nuestro agradecimiento y sincera amistad.


Rvdo. Yacoub Rafidi


(verano 2019)

FadiQandah

«Me llamo Fadi Qandah, tengo 25 años y soy seminarista del año propedéutico. Empecé a pensar en el sacerdocio cuando estaba en tercer grado.

Siempre me preguntaba: ¿Por qué no me hago sacerdote? Y ¿Tengo lo que hace falta para serlo? Así que pregunté a un sacerdote sobre esto y me dijo que primero terminara mis estudios.

Es lo que hice y mientras tanto me he dado cuenta de que nada en este mundo vale la pena vivir, excepto Jesús. Así que cuando terminé mis estudios decidí venir al seminario y poner a prueba mi vocación, respondiendo a las preguntas que tenía».

JiriesSayej

«Soy Jiries Sayej, palestino de Ramallah, tengo 24 años, estudio teología desde hace dos años. Entré en el seminario en 2009.

Desde que era niño me gustaba ayudar a la gente y especialmente me gustaba participar en la misa y en la liturgia. Todo ello me llevó a entrar en el seminario: al principio leí las vidas de los santos, amaba la vida de san Francisco de Asís y su espiritualidad, y también la de santa Teresa de Lisieux. Amaba la sencillez de su santidad, así que decidí tomarlos como ejemplos y patrones en mi camino.

Mi vocación crece día tras día y me gusta. Estoy muy contento de poder servir así a Dios».

NadeemJacaman

«Me llamo Nadeem Giacaman, soy seminarista en tercer año de teología en el seminario del Patriarcado latino de Jerusalén.

Antes de entrar en el seminario estudié administración en la Universidad de Belén, donde encontré mi vocación.

Este es mi sexto año en el seminario y me parece que la vida aquí es una experiencia rica y necesaria que me ayuda a desarrollar mi personalidad desde diversos puntos de vista a través de los estudios que se realizan y de la experiencia pastoral.

A lo largo de estos años, Dios me ha permitido ver cómo me conduce hacia él en todas las circunstancias y hacia el sacerdocio. Y lo más importante es que me alegra esta llamada que Dios me hace al servicio de los demás».