60 años al servicio de los católicos de lengua hebraica

De la Obra de Santiago al Vicariato para los católicos de habla hebrea: 60 años de historia

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60 años al servicio de los católicos de lengua hebraica

Sesenta años han pasado desde que fue acordada por Alberto Gori, Patriarca latino de la época, una autorización temporal de la Obra de Santiago, 60 años desde que la primera misa en latín fue celebrada en Jaffa.

La Obra tenía como objetivo el desarrollo de las comunidades católicas, la integración de los judíos convertidos al catolicismo en la Iglesia y en la comunidad israelí, la sensibilización de la Iglesia sobre sus orígenes judíos y la lucha contra el antisemitismo. El Vicariato de Santiago, instituido en 2013, continúa la misión de la Obra, promueve la pastoral y sostiene la evangelización y formación propuesta a los trabajadores emigrantes, refugiados y solicitantes de asilo.

Hablando de la vocación de los Kehillot (comunidades parroquiales de lengua hebraica), el P. Neuhaus, responsable del Vicariato de Santiago para los católicos de expresión hebraica en Israel, comentó: “una parte de la vocación de esos kehillot consiste en vivir en una sociedad hebraico-israelí de lengua hebraica. Algunos de nosotros somos judíos y otros no. Formamos una presencia discreta y afectuosa que toma en consideración atentamente la sociedad que nos rodea. Somos sensibles al pueblo judío, su historia y cultura”.

Así como lo recuerda el Padre David Neuhaus, desde los inicios de la comunidad han pasado tantas cosas de las que se debe estar agradecido: la declaración conciliar Nostra Aetate, de la que es el 50 aniversario, el desarrollo de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el Estado de Israel y el auge de las kehillot que pertenecen a este Vicariato y que hoy en día son siete. Sin embargo, estas comunidades tienen que afrontar numerosos desafíos y el más importante es posiblemente el encontrar las modalidades justas para transmitir la fe a las nuevas generaciones que siempre están más tentadas por una integración en la sociedad laica hebraica y a veces por una conversión.


Crear puentes entre dos mundos

Para celebrar el 60° aniversario de los Kehillot en Israel se ha creado un video-documental en el que se pueden escuchar diferentes testimonios de miembros de la comunidad, de todas las edades. Es bonito darse cuenta de que las palabras más repetidas son “casa” y “familia”.

Para los más jóvenes existe un grupo llamado “Las flores del desierto” – un nombre muy significativo ya en sí –. Han contado con alegría la bella experiencia que vivieron en los campos de verano durante los cuales no solo aprendieron mucho sobre su fe, sino que también pasan sencillamente tiempo juntos jugando y divirtiéndose.

Un joven seminarista que presta servicios en una de las Kehillot explica hasta qué punto son importantes las relaciones que los jóvenes crean en esos campos: “esos niños viven en una sociedad no cristiana. Muchos de entre ellos frecuentan las escuelas públicas y sus amigos son únicamente judíos. Eso podría dar la impresión de estar aislados y al margen de la sociedad. En los campos de verano encuentran otros jóvenes cristianos y construyen relaciones que duran en el tiempo”.

Además de a los jóvenes, el Vicariato otorga una atención particular a los niños pequeños, Sor Claudia Graziano describe la situación particular de los hijos de los trabajadores emigrantes. “Intentamos trabajar para la nueva población cristiana del país. Hay niños – y los niños que ven en el vídeo no tienen más de dos años – originarios de Sri Lanka, Filipinas, Etiopía, Eritrea y américa del Sur y todos son cristianos. La mayoría de entre ellos pertenece a familias monoparentales”. La presencia de la madre para un niño, o incluso de los padres, pero sin abuelos se traduce por el hecho que se tienen más dificultades para tener tiempo disponible para cuidar a los hijos. Por otra parte, esas personas, dice Sor Cristina “trabajan a menudo como personal de limpieza, sin contratos oficiales, y eso significa que no tienen vacaciones para dedicarlas a los niños”.

Otro desafío muy particular consiste en crear puentes entre el mundo palestino y el israelí. En su carta pastoral, el P. Neuhaus escribe esto: “Estamos todos invitados a reflexionar sobre el hecho que Dios Omnipotente sembró la semilla de la fe en Jesucristo tanto en tierra palestina (y árabe) como en la sociedad israelí. ¿Este hecho tiene un significado particular para la vocación de los discípulos de Cristo que, aunque separados por los muros de la hostilidad a causa del conflicto actual, están unidos en la fe en Jesucristo? […] Juntos, a pesar de los muros de la enemistad, porque “Él es nuestra paz”, los discípulos del Cristo que hablan hebreo y árabe están llamados a demostrar que la justicia, la paz y la igualdad son también posibles sobre nuestra tierra”.

El cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, informó al Vicariato de la bendición apostólica del Papa Francisco con motivo de las celebraciones de ese aniversario.


(8 enero 2016)