«No hay que esperar las buenas noticias para seguir construyendo»

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Al analizar los acontecimientos que han conmocionado a Tierra Santa en mayo, el padre Rafic Nahra, vicario patriarcal de la comunidad católica de habla hebrea de Israel dentro del Patriarcado latino de Jerusalén, observa «tensiones muy fuertes e inesperadas entre árabes y judíos» y Lod, Ramleh y Haifa han sufrido disturbios y actos de violencia. Señala que, en el lado árabe, «muchos padres ya no controlan a sus hijos de la generación Tik Tok, algunos de los cuales ya no profesan ninguna fe y han perdido todo el respeto por los mayores».

«Ajustes de cuentas dentro de la comunidad árabe hacen cada vez más víctimas, y los servicios de seguridad israelíes parecen dejarlo pasar», añade, preocupado por la gravedad de la situación, sobre todo porque los agitadores, que no se sabe de donde salen, están sembrando el desorden y la violencia en barrios de la ciudad donde la convivencia ha funcionado bien hasta ahora.

«La mayoría silenciosa tiene miedo, pero debo decir que una parte de la población árabe está muy enfadada por el doble rasero que reina en Israel: los palestinos no tienen derecho a recuperar sus tierras, pero los judíos tienen derecho legal a hacerlo», dice el padre Rafic. Por ejemplo, recuerda, la policía de Israel ha obligado recientemente a los palestinos a abandonar sus casas en Jerusalén del Este afirmando que pertenecían a los judíos antes de 1948, y se impidió a los musulmanes ir a rezar a la mezquita de Al-Aqsa el día en que los judíos celebraban el «Día de la Unificación de Jerusalén», el 10 de mayo, fecha que marca la conquista de la Ciudad Santa, incluida la Ciudad Vieja, durante la Guerra de los Seis Días en 1967. Estas provocaciones han roto la frágil coexistencia que se había establecido en los últimos años, dando a Hamás un pretexto para relanzar la guerra contra Israel.

Esa guerra, que ha durado diez días esta primavera, ha causado varias víctimas en la comunidad católica de habla hebrea: una mujer india que cuidaba a una persona mayor en Ashkelon y dos trabajadores tailandeses han sido asesinados por el disparo de cohetes. «En medio de este drama, personas que conocemos y alentamos siguen haciendo gestos de fraternidad, como lo médicos árabes y judíos de Israel que hicieron un vídeo juntos para mostrar su deseo de vivir juntos», relata el Vicario Patriarcal, que también menciona «una velada en la Torre de David, cerca de la Puerta de Jaffa, en la que participaron líderes de las tres religiones abrahámicas, con el tema de la «responsabilidad mutua», esa responsabilidad mutua que será groseramente contradicha y abusada en los días siguientes.

A pesar de todo, «no hay que esperar las buenas noticias para seguir construyendo», concluye el P. Rafic, deseoso de continuar su trabajo con el equipo del Vicariato para tejer relaciones interpersonales basadas en la confianza con el fin de cambiar poco a poco las mentalidades. La oración de los miembros de la Orden del Santo Sepulcro en todo el mundo le parece un apoyo espiritual esencial en este sentido.

 

François Vayne

 

(Mayo 2021)