Voluntarios y peregrinos: una experiencia de verano para jóvenes en Tierra Santa organizada por España Occidental

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Volontari Spagna Occidentale in Terra Santa (1)

Del 15 al 31 de julio, la Lugartenencia para España Occidental organizó para un grupo de unos 15 jóvenes, una intensa experiencia de voluntariado en Tierra Santa, coordinada por la Dama de Encomienda con Placa Dña. María José Fernández y Martín (que ya había llevado a un grupo de jóvenes de la Lugartenencia en 2019, antes del Covid) y el capellán de la Orden, el P. D. Francisco Javier Boada y González.

La posibilidad de aprovechar lo que ya había sido una experiencia positiva en el pasado y ofrecerla de nuevo, durante un periodo más relajado en cuanto a la normativa sanitaria, fue percibida por todos los participantes como una gran bendición.

Los jóvenes tuvieron la oportunidad de vivir varias experiencias de servicio repartidos en grupos: algunos ayudaron a las Hermanas del Verbo Encarnado que trabajan en el Hogar Niño Dios con algunas tareas de limpieza y preparación de espacios para acoger en otra casa de Beit Sahour a niños mayores con discapacidad para los que la mejor solución es tener su propio entorno y no estar en estrecho contacto con los niños más pequeños acogidos en Belén. «Me llamó especialmente la atención la forma en que las Hermanas del Verbo Encarnado, con sus manos amorosas, cuidan de los niños con necesidades especiales, muchos de los cuales son huérfanos», comentó Mamen García Cid. Otro grupo prestó servicio en la guardería de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en Belén, que acoge a 57 niños de 0 a 5 años.

Otras dos experiencias durante la segunda semana fueron el servicio de asistencia a los religiosos de la basílica de Getsemaní (limpieza, acogida de peregrinos, cocina, etc.) y una jornada de trabajo en el santuario de Betfagé para ayudar a los religiosos a limpiar la zona arqueológica situada detrás del convento. Ayudar a los frailes que se encargan de administrar estos lugares sagrados para dar un buen recibimiento de los peregrinos fue otro elemento importante del voluntariado. Marta Inés García Cid compartió cómo para ella fue «un privilegio ayudar a los frailes franciscanos en su atención a los peregrinos».

«He recibido mucho más de lo que podía dar». Estas son las palabras con las que Gadea González del Valle resume su experiencia de servicio.

Durante su estancia en Tierra Santa, los jóvenes pudieron visitar los lugares santos y reunirse con el Patriarca latino de Jerusalén, Mons. Pizzaballa, Gran Prior de la Orden del Santo Sepulcro, y el Custodio de Tierra Santa, el P. Francesco Patton. Fueron momentos importantes para escuchar y comprender mejor la situación de las comunidades de Tierra Santa, pero también para ser reconfortados en su itinerario como voluntarios y peregrinos.

Sí, porque los días en Tierra Santa no solo fueron una oportunidad para que estos jóvenes sirvieran a las necesidades de las comunidades que visitaron, sino también para crecer en la fe y dedicar espacio y tiempo a la espiritualidad. Cada día estaba marcado por la oración de la mañana y la Eucaristía celebrada en común, así como por los intercambios y los diferentes momentos de silencio.

Una experiencia especial fue la noche que pasaron en el Santo Sepulcro. Los jóvenes se organizaron en tres grupos porque no podían ir todos juntos. Una de las jóvenes, Elena Cebrián Guinovart, nos cuenta: «Me resulta difícil rezar en el Santo Sepulcro porque siempre está lleno de gente y no es posible que todos los peregrinos puedan rezar, por lo que no es posible permanecer mucho tiempo en estos lugares tan significativos, mientras que yo necesito cierta calma para entrar en oración. Aquella noche, que fue la última antes de volver a España, en silencio y sin prisas ante la tumba vacía, pude presentar mis quince días en Tierra Santa y darles sentido. Con los rosarios que tenía, puse algunas de mis preocupaciones e incertidumbres personales sobre la tumba vacía, preguntando "qué camino tomar". La respuesta no fue explícita, pero recibí la certeza de que Dios tiene un plan para mí, que todo tiene un sentido y que solo tengo que escuchar».

El capellán de la Lugartenencia para España Occidental que acompañó al grupo, el P. D. Francisco Javier Boada y González, compartió algunas reflexiones a modo de conclusión: «Pensaba que íbamos a dedicar mucho trabajo y esfuerzo, pero ahora creo que ha sido un enriquecimiento en el que hemos recibido más de lo que podíamos dar». Y de nuevo: «Solo puedo dar las gracias al Señor por haberme conducido a donde él quería que fuera, a través de los ángeles que eran cada uno de los voluntarios, a los que estoy especialmente agradecido».

La Dama Dña. María José Fernández y Martín, que ya acompañó al grupo de voluntarios en 2019, expresó su alegría al Lugarteniente a su regreso: «No sé cómo decirle lo orgullosa y feliz que estoy de haber podido guiar al grupo. Un grupo con gran personalidad y fuerza al servicio del bien y la dedicación a la Iglesia Madre de Tierra Santa. Con personas como estas, la Orden puede estar segura de que su solidez está asegurada, respondiendo siempre a la misión que los Papas le han encomendado».

 

Elena Dini

 

(Noviembre de 2022)