«En la Orden somos efectivamente una gran familia»

Innovar para vivir la fe en tiempos de crisis: la experiencia de la Lugartenencia para Suiza

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Luogotenenza per la Svizzera

Intercambio de ideas durante una conversación entre Mons. Félix Gmür, obispo de Basilea, presidente de la Conferencia Episcopal Suiza y prior de la sección suiza de habla alemana de la Orden, y la Sra. Donata María Krethlow-Benziger, Lugarteniente para Suiza.

 

Donata: Mons. Gmür, querido Félix, el año 2020 ha estado marcado por la pandemia del COVID 19. ¿Cómo ha vivido esta crisis y cuáles son sus experiencias en su ministerio como Presidente de la Conferencia Episcopal? ¿Cómo ha podido influir en la gestión de la crisis como el más alto representante de la Iglesia Romana?

En primer lugar, la crisis me ha sacado de mi rutina y ha revelado una vez más que lo único que es realmente seguro en la vida es el cambio. Las crisis vienen acompañadas por mucha incertidumbre. La Conferencia Episcopal ha tenido que evaluar las consecuencias para el acompañamiento espiritual de los fieles y regular la vida eclesiástica mediante el intercambio con las autoridades según la situación. Una conclusión importante fue que las iglesias necesitan mejorar su presencia digital en Internet. En los últimos meses se ha visto un aumento de la innovación en este campo. Durante el confinamiento, las parroquias han tenido que explorar nuevos canales de comunicación. Por ejemplo, impulsos multimedia en los medios sociales y mapas digitales como acompañamiento diario durante la Semana Santa, misas en vivo por video o videoconferencias como plataformas de diálogo. En el futuro, tendremos que orquestar las plataformas digitales y analógicas de manera aún más flexible adaptándolas a las diferentes situaciones.

 

Donata: En la crisis actual, la vida común en la Orden y la Iglesia es un desafío particular para todos nosotros que somos miembros de la Orden, pero no solo para nosotros. ¿Qué posibilidades ve para mejorar la actividad religiosa dentro de la Orden o para diversificarla?

Siempre que sea posible, los miembros de la Orden deben encontrarse en sus reuniones. La mayoría de las veces es posible en grupos pequeños, por ejemplo, para rezar del Rosario o los viernes para la oración al Sagrado Corazón. Los jóvenes también han organizado momentos de oración en común o meditaciones bíblicas en línea. Esto me alegra y los miembros de nuestra Orden deberían tenerlo más en cuenta. También es conmovedor ver que la caridad activa – como hacer compras para los miembros mayores, visitar a un enfermo, etc. – también se vive en nuestra Orden diariamente.

 

Mons. Félix Gmür: Querida Donata, ¿cómo ha vivido este año en la Orden, en el contexto de la crisis del coronavirus?

Era conmovedor ver cómo, durante esta crisis, se han manifestado en nuestra Orden preciosos signos de un creciente apego. En un tiempo tan extraordinario, era necesario permanecer juntos y apoyarse mutuamente, especialmente dentro de la Orden. Esto ha sido una magnífica prueba de que en la Orden somos una gran familia. Especialmente los miembros más mayores, los más frágiles o los solteros no han sido olvidados. Con imaginación y deseo de innovación, los líderes de la Orden han tratado de seguir manteniendo contactos sociales. Así que se han hecho cadenas telefónicas y los presidentes, o los priores, contactaban con los miembros. Los miembros más jóvenes ofrecían ayuda a los miembros mayores, por ejemplo, para hacer las compras, etc. No solo el teléfono ha retomado importancia, sino también el correo postal que se ha utilizado para llegar a los miembros de la Orden. Además, se han creado grupos de Whatsapp dentro de las secciones. Desde el propio domicilio también era posible unirse a la oración a horas fijas en la Encomienda o con el prior de la sección; o asistir a la celebración de misas en YouTube. Nos alegró saber que algunos miembros de la Orden, especialmente los más veteranos, habían podido ponerse en contacto con otras personas y con el mundo exterior a través de la Orden.

 

Mons. Félix Gmür: No se ha podido realizar la investidura prevista en Basilea ni otros grandes eventos. ¿Qué es lo que más ha echado de menos como Lugarteniente?

Ha sido la primera vez en los 70 años de historia de nuestra Lugartenencia que se ha tenido que anular una investidura. En términos generales, toda la vida de nuestra Orden se ha visto profundamente perjudicada este año. No se han podido mantener muchos acontecimientos que queremos mucho. Siempre que ha sido posible, he tratado de asistir a los pocos eventos que han tenido lugar desde marzo. ¡Qué alegría me dio al encontrar a los miembros para intercambiar con ellos! He echado mucho de menos el contacto personal y las reuniones con mis miembros. Y lo que más he echado de menos han sido las peregrinaciones a Tierra Santa para encontrar a la gente que vive allí. Esta es una gran pérdida para la vida de nuestra Orden.

 

Mons. Felix Gmür: Como Damas y Caballeros debemos cuidar a los cristianos de Tierra Santa que nos han confiado. Sin poder ir allí, ¿cómo ha hecho este año para mantener el contacto con la gente de ese país?

He estado en contacto en varias ocasiones durante este período con muchas personas diferentes en Tierra Santa y he expresado nuestro profundo apego a ellas. Los responsables del Patriarcado latino, las Hermanas de San Vicente de Paul, las Hermanas del Rosario, los sacerdotes del seminario de Beit Jala, y otros muchos se alegraron al recibir estos signos de nuestra fidelidad y compasión. Como personalmente estoy muy involucrada en todos los proyectos de la Lugartenencia suiza, he sufrido mucho por no poder ir allí en 2020. Había planeado ir dos veces este año. Tan pronto como sea posible volveré a viajar a Tierra Santa para visitar a la población local e informarme personalmente sobre las circunstancias de vida y situaciones concretas: lo haré inmediatamente. Especialmente estos días los cristianos de esta región necesitan que las Damas y Caballeros les demos señales de esperanza y solidaridad. En la actualidad, las peregrinaciones de nuestras tres secciones están previstas para 2021 y 2022. Después de la pandemia, será aún más importante y urgente hacer peregrinaciones a Tierra Santa.

 

Donata: Monseñor Gmür, usted tiene un vínculo especial con Tierra Santa no solo como Prior de la sección suiza de habla alemana de nuestra Orden, sino también como protector del Hospital de Bebés de Cáritas. Ocupa este cargo con el arzobispo de Friburgo de Brisgovia. Como yo, usted visita Belén una o dos veces al año y conoce a los líderes locales. Supongo que, como todos nosotros, se le ha impedido ir a Tierra Santa este año. ¿Cómo ha sido capaz de mantener el contacto con el hospital y la gente de allí?

He mantenido contacto personal con Tierra Santa a través de varios canales aunque en condiciones difíciles. Desafortunadamente no he tenido contacto directo con el Hospital de Bebés de Cáritas, sino solo con su oficina en Suiza. Desgraciadamente el viaje a Tierra Santa previsto en enero de 2021 con la Holy Land Coordination ha sido cancelado, pero en el otoño de 2021 iré de peregrinación a Tierra Santa y también visitaré Belén.

 

Donata: De acuerdo con la Conferencia Episcopal Suiza y desde hace muchos años, la colecta de Navidad en toda Suiza ha sido asignada al Hospital de Bebés de Cáritas. ¿Cómo ve esta pérdida inmediata de donaciones para el hospital de Belén? ¿Cómo evalúa la situación para el futuro?

Temía una pérdida significativa de donaciones en el año 2020. Esto ya se ha manifestado en la colecta para Tierra Santa durante la Semana Santa. Por eso he grabado un vídeo y llamado los fieles a hacer donaciones a través de ese canal. El hospital infantil es importante y es un compromiso concreto en Tierra Santa que merece todo nuestro apoyo.

 

Donata: Mons. Gmür, en conclusión, permita que citemos al Gran Prior de la Orden, el Patriarca latino, Su Beatitud el Arzobispo Pierbattista Pizzaballa, que ha agradecido a todas las Damas y Caballeros del mundo sus oraciones y su gran apoyo financiero, especialmente en esta época de pandemia. Según sus palabras, dijo que era muy afortunado de tener a su lado a la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, y concluyó diciendo: «¡Gracias por ser para esta pequeña pero importante Iglesia el signo concreto y tangible de la Divina Providencia!».

 

(primavera 2021)