«Un puente entre los pueblos»: una mirada hacia el viaje del Papa a Chipre

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Viaggio Papa a Cipro

Chipre es un territorio bajo la jurisdicción del Patriarcado latino de Jerusalén, junto con Palestina, Jordania e Israel. Por este motivo, durante su viaje a esta isla mediterránea, a principios de diciembre de 2021, el Papa fue recibido por un discurso de Mons. Pierbattista Pizzaballa, Patriarca, al comienzo de la misa pontifical celebrada en Nicosia.

 

Su Beatitud comenzó recordando que Chipre ha desempeñado un papel destacado en el primer anuncio del Evangelio: «Gracias a los habitantes de esta hermosa isla, el anuncio del Evangelio llegó también a los gentiles y traspasó todas las fronteras culturales y religiosas, alcanzando los últimos rincones del mundo antiguo (cf. Hechos 11,20). Un levita chipriota, José, conocido como “Bernabé”, condujo a Pablo hasta los apóstoles y respondió por él (cf. Hechos 9,27). Pablo y Bernabé eran hermanos en la misma comunidad de Antioquía. Fueron enviados juntos a Chipre en su primer viaje misionero (Hechos 13)».

«Desde los inicios del cristianismo -dijo Mons. Pizzaballa-, Chipre ha sido un lugar de creatividad del Evangelio, de evangelización e inculturación, un lugar de encuentro, diálogo y acogida de la Buena Nueva, sinónimo de superación de las fronteras étnicas, culturales y religiosas». La armonía entre las iglesias, la acogida y la integración, quedaron patentes en la asamblea, donde los orígenes más diversos -asiáticos, africanos, europeos, inmigrantes y trabajadores extranjeros- formaron una sola comunidad con los chipriotas locales.

«La historia nos enseña que Chipre es como un puente entre los pueblos», subrayó entonces el Patriarca de Jerusalén, añadiendo que «Chipre comparte ahora las heridas de Europa y de Oriente Medio: heridas que son divisiones políticas, militares y -hay que reconocerlo no sin amargura- también religiosas». «Nicosia, la capital chipriota, es la última capital europea dividida por un muro, lo que supone una profunda herida en la isla. Sin embargo, junto con nuestros queridos hermanos ortodoxos, miramos a Cristo, “que derribó el muro de separación (...), es decir, la enemistad” (Ef 2,14). Por eso expresamos nuestra esperanza, que ya es una certeza para nosotros», aseguró Mons. Pizzaballa.

Por último, Su Beatitud expresó su profunda gratitud a la Iglesia Ortodoxa que, especialmente en Chipre, da muestras de gran apertura y amistad, permitiendo también que los católicos celebren la Eucaristía en sus iglesias. «Deseo que esta experiencia positiva sea un primer paso hacia la unidad a la que aspira nuestro pueblo. Que Chipre se convierta en un modelo de unidad y armonía, de encuentro y amistad sincera para las demás Iglesias», concluyó, considerando a esta pequeña isla como un faro de luz y esperanza.

 

François Vayne

 

(Enero 2022)