Oración, gratitud y amistad: tres regalos para esta Navidad

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Papa Greccio immagine1 Altar de la gruta de Greccio, conocida como el «Segundo Belén» o el «Belén Franciscano» porque en 1223 san Francisco, en la Nochebuena, creó el primer belén viviente de la historia. «En esta escena se honra la sencillez, se exalta la pobreza, se alaba la humildad». Así es como Tomás de Celano explicó, en la biografía de San Francisco «Vita Prima», el significado de la representación sagrada de la Navidad tal como el santo la quería a su regreso de Tierra Santa en 1223.

Navidad es un día de recogimiento y oración. Es esencial mantener esta actitud para respetar el verdadero y profundo sentido del dies natalis de Cristo. La oración es un regalo de la fe.
Cuando nace un niño, no solo está la espera impaciente, la alegría de una nueva vida que nace, sino también la gratitud. Si es cierto que los padres contribuyen a la creación del nuevo ser vivo, también es cierto que una chispa divina actúa en el misterio de la vida: «Luz de luz» profesamos en el Credo. La gratitud es un regalo del corazón.
Rezar es expresar gratitud a Dios por Jesucristo, el Verbo Encarnado de Dios.
También necesitamos rezar si pensamos en nuestras familias, en las crisis profesionales que estamos atravesando, en nuestras relaciones tan profundamente perturbadas por la pandemia…, pero también en todas las crisis que afectan al mundo: la violencia en muchas regiones de África, Asia, Oriente Medio y en la propia Tierra de Jesús. Les pido a todos ustedes, en el contexto de la alegría que trae la Navidad, que mantengan una actitud de oración interior.
La Navidad, efectivamente, nos anima una vez más a mantener nuestra convergencia hacia Jesús Salvador y Redentor, piedra angular de todos los destinos humanos (Pablo VI).
Nuestra amistad como miembros de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén se basa en el misterio de la Encarnación de Cristo, permitiéndonos el ejercicio diario de «estar juntos», que es tan difícil y complejo en un mundo hecho de tantas barreras políticas, sociales e ideológicas, a las que se añade hoy en día el pesado y complicado distanciamiento físico y social.
La amistad es un regalo de Dios. Jesús dijo a sus discípulos: «Vosotros sois mis amigos» (Jn 15, 14); y los discípulos aprendieron a mirarse y a actuar observando al Maestro que se hizo desde el principio amigo suyo. Navidad es la manifestación de nuestra amistad con Dios. Por tanto, este regalo hace referencia a Cristo y, para los miembros de la Orden, se manifiesta de manera especial en el ejercicio de la caridad hacia la Tierra Santa.
Debido a las restricciones sanitarias, no podemos ir a Belén como peregrinos, pero Belén sigue siendo ese lugar simbólico y espiritual al que debemos acudir. Sí, la vida de Dios entre los hombres comenzó allí, y es allí donde nosotros también vamos, idealmente, como animados por los Ángeles que se aparecieron a los pastores.
Así que vayamos a Belén con estos regalos para encontrar y experimentar la humildad y la amistad con Dios (Benedicto XVI).
Feliz Navidad y que la paz esté con todos ustedes.


Fernando Cardenal Filoni

 

(18 de diciembre de 2020)