Rezar por la unidad de los cristianos en Tierra Santa
Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos en el 2014 en Tierra Santa. Copyright: Andres Bergamini
Se celebra la Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de enero. En Tierra Santa esa semana tiene lugar del 21 al 29 de enero porque, cada año, comienza el sábado después del día 19, fecha en la que los hermanos armenios celebran la Navidad. El Pbro. David Neuhaus, jesuita, responsable de la pastoral de los emigrantes y católicos de lengua hebrea para el Patriarcado latino de Jerusalén, ha aceptado compartir con nosotros una reflexión sobre ese tema central para la Iglesia, particularmente esencial en Tierra Santa.
«Efectivamente, nos apremia el amor de Cristo,
al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.
Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí,
sino para el que murió y resucitó por ellos»
(2 Co 5, 15-15).
El ecumenismo, el planteamiento destinado a promover la unidad del cristianismo y a curar las heridas de la separación hacen su camino en el mundo cristiano. En Tierra Santa existen numerosas formas de división entre los cristianos. La más visible es la división entre las diferentes denominaciones cristianas, oriental, ortodoxa, católica, protestante y evangélica. Sin embargo, uno de los mayores desacuerdos es el que existe entre cristianos que se identifican a las diferentes partes del conflicto que causa estragos en Tierra Santa. El reto de la unidad no es solamente reunir las denominaciones, sino también favorecer la conciencia de que los cristianos juegan un papel único, ya que se encuentran en cada campo.
Existen diferentes tipos de ecumenismo en Tierra Santa hoy:
- El ecumenismo de solidaridad: Un vector fuerte en las relaciones ecuménicas entre cristianos en Tierra Santa reside en su situación común. Mientras que las causas de división teológicas, religiosas e históricas son a menudo abstractas y lejanas, la necesidad de unidad se ve favorecida por una lucha común por sobrevivir. El encuentro ecuménico tiene a veces más que ver con la ocupación, la discriminación y el fundamentalismo religioso que con las causas de división entre cristianos. Este tipo de ecumenismo ha llevado a tejer relaciones más estrechas entre cristianos por motivo de una conciencia creciente del hecho que lo que nos une es mucho mayor que lo que nos divide.
-El ecumenismo de piedad: Un género más diferente de ecumenismo se inspira en el enfoque sobre temas específicamente cristianos. Algunos ven su fe como un refugio contra el mundo exterior. Los cristianos van al espacio religioso para escapar del conflicto y se sumergen en un lenguaje religioso y en la práctica para crear una distancia con su medio ambiente. Es una tendencia que se observa a menudo entre las comunidades cristianas tradicionalistas que ven el mundo como un reino de tinieblas y la comunidad cristiana como fuente de luz y consuelo.
-El ecumenismo profético: Algunos discípulos de Cristo se comprometieron en una nueva forma de ecumenismo que se podría llamar «ecumenismo profético». «Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio» (Efesios 2, 14-16). Empezamos a pensar que Dios ha plantado la semilla de la fe en Cristo en el suelo de las dos sociedades palestinas e israelí. ¿Es significativo para la vocación de los discípulos de Cristo que, aunque separados por muros de enemistad por el conflicto en curso, están unidos por su fe en Cristo que es nuestra paz?
En conclusión me gustaría citar a un hombre que ha llamado sin cesar a sus hermanos y hermanas en Cristo, instándoles a mirar el escándalo de la división cristiana: el papa Francisco. Durante su encuentro con el Patriarca greco-ortodoxo, Bartolomé, delante del la Tumba de Cristo en la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, el 25 de mayo de 2014, declaró: «Siempre que nos pedimos perdón los unos a los otros por los pecados cometidos en relación con otros cristianos y tenemos el valor de conceder y de recibir este perdón, experimentamos la resurrección. Siempre que, superados los antiguos prejuicios, nos atrevemos a promover nuevas relaciones fraternas, confesamos que Cristo ha resucitado verdaderamente. Siempre que pensamos el futuro de la Iglesia a partir de su vocación a la unidad, brilla la luz de la mañana de Pascua». Los discípulos de Cristo están llamados a hacerse testigos de este amanecer sobre su tierra amada que es también la nuestra, desgarrada desde hace ya demasiado tiempo por el conflicto.
P. David Neuhaus, sj
(20 de enero 2017)