¿Qué «lugar y función» ocupan las Damas en la Orden del Santo Sepulcro?

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«lugar y función» para las Damas

Además de los Caballeros, la Orden del Santo Sepulcro ha acogido a las Damas desde 1888. Desde entonces hay cada vez más mujeres que asumen con alegría su papel dentro de nuestra institución pontificia desempeñando diversas funciones. Hoy en día, alrededor de un tercio de nuestros miembros, y 15 líderes locales, son mujeres.
 

La Dama Imelda Agnes pregunta al Gran Maestre cuál es su «visión con respecto al lugar y función que ocupan las Damas en la Orden del Santo Sepulcro».
 

«Y creó Dios al hombre

a su imagen, a imagen de Dios lo creó,

varón y mujer los creó» (Gn 1, 27)

El primer capítulo del primer libro de la Biblia nos recuerda una verdad fundamental: todos nosotros, hombres y mujeres, somos creados a imagen de Dios. Esta imagen no está completa unos sin otros.

Cuando el papa León XIII autorizó la entrada de las Damas en la Orden del Santo Sepulcro con el breve «Venerabilis Frater», dirigido al Patriarca de Jerusalén, Monseñor Vincenzo Bracco, ciertamente actuó con anticipación desde el punto de vista social. Ya no era la época en que nació la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén; Oriente Medio estaba cambiando con el final del Imperio Otomano, los cristianos estaban empezando a emigrar y había necesidad de un nuevo acercamiento a Tierra Santa. Las mujeres, que en la época de Jesús lo habían seguido y asistido, también tenían que desempeñar un papel. Así que era comprensible que en la nueva Orden del Santo Sepulcro no sólo los hombres (Caballeros) sino también las mujeres (Damas) estuvieran involucrados. Luego, a partir del Concilio Vaticano II, la función de la mujer en la Iglesia también fue oportunamente reconocida y sucesivamente desarrollada por los Sumos Pontífices.
Así, el 3 de agosto de hace 132 años, varias Damas de diversos países del mundo comenzaron a ejercer un papel especial con respecto a Tierra Santa. Hoy en día constituyen alrededor de un tercio de nuestros miembros y trabajan localmente para hacer crecer nuestras Lugartenencias y Delegaciones magistrales con dedicación, devoción y espíritu de servicio. Varias articulaciones periféricas de la Orden están ahora dirigidas por mujeres.
Me preguntan qué pienso del «lugar y función» de las Damas en nuestra Orden. Me gustaría que las Damas fueran promotoras en todo momento, sin esperar nunca que este papel se realice por impulso o concesión de otra persona: «Si yo no estoy para mí, ¿quién lo está? Y si solo estoy para mí mismo, ¿qué soy? Y si no es ahora, ¿cuándo?» dijo el rabino Hilel (Pirkei Avot 1:14).
Cuando un hombre y una mujer tienen una fuerte motivación ideal, el camino se abre y esto les permite dar frutos. En la Orden tengo la alegría de ver gente que está en camino y que se entrega. Cuando estamos en paz con lo que somos, la promoción no está ligada al hecho de ser hombre o mujer, sino a la motivación que nos impulsa y que -no lo olvidemos- recibimos como un regalo del Señor. San Pablo nos proporciona esta preciosa enseñanza: «Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús» (Gal 3, 26).
Esto no significa que no haya diferencias entre los seres humanos y en la Orden promovemos la inclusión y la complementariedad.

Las mujeres jugaron un papel fundamental en la Resurrección de Jesús, aportando el feliz anuncio. Cada uno de los apóstoles llamados por Jesús y cada una de las mujeres que fueron al sepulcro al amanecer del primer día después del sábado, tiene un nombre y una historia y esto es importante: Dios mira, elige y es a mí a quien llama, no a un hombre o una mujer al azar.

Aprendamos a reconocer la llamada de Dios en nuestras vidas, sin vivirla en competencia (por ejemplo hombre-mujer) sino al lado de nuestros compañeros de viaje: sólo así seremos más un regalo para los demás y para la Iglesia.


Fernando Cardenal Filoni


(1 de Septiembre 2020)